Corría el mes de agosto de 1984 cuando el nuevo campo de los Rosales sustituía al viejo y polvoriento de El Plano o de las chapas como también era conocido en la regional aragonesa.
El campo del Plano vio sus primeras carreras en la temporada 48/49 y 36 años más tarde dejaba su sitio a un nuevo terreno de juego en la parte baja de la población.
Muchos cambios trajo consigo aquel verano de 1984, una grada más amplia, ahorro en el riego, mayor número de plazas de aparcamiento para los vehículos, vestuarios mejor dotados, oficina y un domicilio para el guarda. Pero sobre todo y fundamental, el césped natural que cubría de verde el terreno de juego.
Ahora, con la última remodelación del césped artificial hace tres años, el nuevo estadio presenta una mejor cara para que puedan desenvolverse, no solo el primer equipo de fútbol, sino los siete del fútbol base y otros deportes o secciones de estos que pueden usarlo de manera intermitente o esporádica.
Bienvenido pues a la cuarentena, y perdurabilidad en el futuro para un lugar donde los aficionados puedan vivir la pasión del fútbol.